Hemos infravalorado el aburrimiento. Demos a nuestros niños y niñas tiempo para pensar, para aburrirse y quizás descubramos el lado creativo que llevan dentro.
Hemos olvidado que la ilusión brota en el tiempo de espera. En la época de «el juguete» (en singular) el niño disfrutaba mucho con él; en cambio, ahora los padres que son consumistas no le concedemos tiempo al niño para desearlos y esperarlos; tiene una habitación llena de juguetes, los ignora. ¿Qué ha ocurrido?
Cuando apuntamos a nuestro hijo a la academia de inglés, además de alguna otra actividad extraescolar, tendemos a percibir que lo positivo para él es que esté entretenido, que aprenda… Lo cierto es que distorsionamos mucho esa percepción de lo bueno o lo malo. Se pone de manifiesto entonces que lo único que prima es lo que hace la mayoría de la sociedad sin reparar en lo que realmente demandan los niños.
¿Infravaloran los adultos el aburrimiento en el caso de los niños? ¿Una exposición constante a estímulos afecta a su capacidad de aprendizaje?
Gracias a la era digital, si nos ponemos delante de cualquier dispositivo con acceso a Internet estamos a sólo un clic de Nueva York o Tokio, podemos hablar con cualquier persona que se encuentre a miles de kilómetros de distancia, leer el periódico más importante de Argentina o ver qué tiempo hace en Nueva Zelanda. También es posible visualizar millones de vídeos de diverso contenido e, incluso, comprar la cerveza típica de Brasil o la camiseta de fútbol del Everton. Es decir, que con esta ‘revolución’ la aproximación a cualquier asunto que despierte nuestro interés es mucho más fácil.
De acuerdo a los estudios realizados por el grupo de investigación Neuroplasticidad y Aprendizaje de la Universidad de Granada (UGR), coordinados por Milagros Gallo, la sobrestimulación puede afectar a este aprendizaje. El exceso de estímulos produce en los niños un nivel de tolerancia, es decir, llega un momento en el que los estímulos ya no generan la misma satisfacción, por lo que es necesario buscar más. Esta podría ser una de las razones por las cuales que algunos se vuelven hiperactivos y no toleran hacer la misma cosa durante mucho tiempo porque se aburren o se distraen. Pareciera que entonces aumenta la desmotivación a aprender si la información que reciben no les resulta estimulante.
Con el aburrimiento se despierta la creatividad en los alumnos
Todo esto genera una perspectiva muy lejana del aburrimiento y, a la vez, de nostalgia. ¿Por qué? A día de hoy, existen evidencias científicas que justifican que con el aburrimiento se despierta la creatividad en los alumnos, pero con el exceso de estímulos, los niños nunca llegan a esa praxis. Ahora lo dan todo hecho; por eso una simple caja de zapatos vacía les entretiene más que un carísimo auto que funciona con pilas. (Información Educación 3.0)