Francisco Castaño Mena es profesor de educación secundaria desde 1987, cofundador del proyecto aprenderaeducar.org, que busca sensibilizar a los padres sobre la importancia de formarse para educar, prevenir y si es necesario actuar ayudándolos en la educación de sus hijos.
En el año 2020 publicó un libro cuyo título es «La mejor versión de tu hijo». El docente Francisco Castaño nos explica que la sobreprotección a los menores puede provocar que no maduren cuando deben o que no asuman responsabilidades por lo tanto debemos aprender a educar.
La mejor versión de los hijos no tiene nada que ver con conseguir que sean mejores que el resto. Ni tampoco hay que confundir ‘autoridad’ con ‘autoritarismo’ cuando se habla de educar. En su obra ofrece una serie de recursos para ayudar a educar, pues sabemos que no es una tarea fácil.
En una entrevista el docente Castaño nos dice que el objetivo de las familias es que sus hijos sean felices. Sin embargo, lo que entienden por felicidad y lo que realmente hace a los adolescentes felices es, muchas veces, muy diferente. Los adultos podemos llegar a actuar con poco sentido común para conseguir una falsa felicidad.
La falsa felicidad tiene que ver con la sobreprotección. El profesor Francisco nos dice que los «padres Educamos a los hijos en Walt Disney y la vida es The Walking Dead». La sobreprotección hace que los niños no maduren como deben, no asuman responsabilidades, no aprendan a resolver sus problemas y tengan la autoestima baja. Cuando llegan a la adolescencia se van despegando de sus progenitores, entonces ya no quieren que se les ayude, pero no son capaces de resolver muchas cosas y culpan a los padres, aunque estos no tengan nada que ver.
La sociedad ha cambiado, es más complicada, todo evoluciona mucho más rápido. Para educar intentamos hacer lo que hicieron con nosotros o, a veces, todo lo contrario, porque no nos gustó nuestra propia experiencia. Pero, ninguno de estos dos comportamientos suele funcionar, porque nada tiene que ver el presente con la sociedad de cuando éramos pequeños.
Los dos ingredientes básicos y fundamentales en la educación son la firmeza y el cariño.
También hay que tener en cuenta que educamos más con el ejemplo que con las palabras que decimos. De esta manera tenemos que cuidar mucho nuestra forma de actuar porque somos los modelos que nuestros hijos e hijas van a copiar.
La misión de nosotros, los padres es conseguir la mejor versión de nuestros hijos, además de enseñarles que lo más importante en la vida es ser feliz.