Los River Plate y los Boca Juniors estos dos equipos de fútbol argentinos tuvieron que jugar la final de la Copa Libertadores de América el domingo 9 de diciembre en nuestro país, en el Estadio Santiago Bernabéu. La violencia de los hinchas de ambos equipo impidieron que la final se celebrara en Argentina en el estadio Monumental de River. Con este lamentable acontecimiento nos preguntamos: ¿El fútbol ha dejado de ser un deporte? ¿Qué ha pasado con los valores que se trabajan en el deporte?¿Dónde comienza la violencia?
Comenzamos cómo define la Real Academia Española en su Diccionario de la Lengua Española el deporte «actividad física ejercida como juego o competición , cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas»; también, en una segunda acepción, más amplia, como «recreación, pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico, por lo común al aire libre»
A continuación podéis leer manifestaciones de valores sociales y personales en el deporte ,según pedagogos del deporte entre los que hay que destacar a Melchor Gutierrez San-martín y su libro «Valores sociales y deporte» Gymnos (1995)
El deporte cobra un relieve muy particular en las sociedades modernas, pudiendo suponer una acción beneficiosa a la vez que puede encerrar aspectos y efectos nefastos. Se dice repetidamente que, desde tiempos clásicos, la práctica deportiva ha sido considerada como una excelente vía de promoción de valores sociales y personales. Hace poco más de una década 1995 (Trepat) señalaba que «el deporte contiene valores de descubrimiento de sí mismo, de desarrollo personal y de educación social que el deportista puede mantener durante toda su vida». No obstante, existe cada vez mayor coincidencia en señalar que la progresiva relevancia del deporte y el deterioro en las formas de practicarlo, han puesto en tela de juicio la creencia de que el deporte promueve los valores ético y forma de carácter (Cruz, 2003; Gutiérrez,1994; Sánchez, 2001)Así lo expresaba también De Knop (1993) indicando que el deporte juvenil se ha visto sometido a una fuerte presión que busca el triunfo por encima de todo, porque ganar es lo único que importa además del incremento de la violencia y los entrenamientos cada vez más severos. En este mismo sentido se manifiesta Hardman (1998) resaltando que en los últimos años se ha producido una clara comercialización del deporte, siendo utilizado como instrumento de marketing, derivando en un importante cambio de valores.