¿Sabías que las discusiones entre los padres tienen un efecto negativo en la salud mental de los niños?
Todos los niños tienen el deseo de que sus padres no discutan o que no peleen entre ellos. Los padres pueden mantener conversaciones sin tener que recurrir a los comentarios o a los comportamientos hirientes, pero parece que no siempre es tan fácil como parece. Normalmente cuando hay discusiones entre los padres existe un conflicto interno en ambos sin resolver, algo que hará que la discusión se convierta en algo crónico (ya sea que viven juntos o separados). Pero los conflictos entre los padres tienen un impacto negativo en la salud mental y en el desarrollo de los hijos
Es normal y común tener diferentes ideas, opiniones, valores y prioridades. Las personas somos diferentes y no tenemos por qué pensar igual en todo. Pero el éxito en una relación consiste en ser capaz de utilizar las habilidades de comunicación adecuadas para que las ideas y las opiniones puedan ser expresadas y recibidas con respeto, que las diferencias de opinión se resuelvan con estrategias de resolución de conflictos sanas.
Resolver conflictos dañinos es la mejor opción
Si los padres no se comunican con respeto entre sí y no tienen una buena estrategia para la resolución de conflictos, el resultado puede ser un conflicto crónico donde la discusión sea algo habitual en la vida familiar. El tono emocional hostil y los patrones en confrontaciones se repiten una y otra vez.
Estos conflictos dañinos pueden variar de nivel y ser de diferentes tipos: gritar, culpar, humillar, burlarse, usar el sarcasmo, ignorar al otro, la intimidación, las amenazas, la violencia física o verbal, el comportamiento destructivo… o cualquier comportamiento que perjudique al otro. El conflicto de los padres puede tener lugar incluso en las familias que desde fuera, parecen perfectas.
Cómo afecta en los niños los conflictos de los padres
Impacto negativo en la salud mental de los niños
Cuando los niños experimentan continuos conflictos no resueltos de sus padres se vuelve destructivo para ellos. Los niños son resistentes y altamente adaptables, pueden hacer frente a las situaciones difíciles como una separación o un divorcio pero lo que daña emocionalmente de forma grave es el amargo conflicto continuo de sus padres (independientemente de si viven juntos o no). Si los padres tienen conflictos continuamente y cuanto mayor es la tensión entre ellos, mayor es la probabilidad de que los problemas psicológicos aparezcan en los niños y que tengan problemas emocionales y de comportamiento.
Los niños se sienten inseguros
Los conflictos entre los padres crean un clima de tensión, de caos y de inseguridad en el entorno familiar que está destinado a estar a salvo, seguro y cómodo para poder crecer y que los niños se sientan bien. Los niños sienten ansiedad, miedo e indefensión. Pueden preocuparse por su seguridad e incluso por la seguridad de sus padres (aunque no haya habido violencia). La imaginación de los niños es muy poderosa y pueden imaginar que los padres se hacen daño o pueden preocuparse acerca de un posible divorcio (si los padres siguen juntos).
Mal ejemplo para los niños
Los niños aprenden lecciones sobre cómo llevarse bien con los demás de la forma en que sus padres se llevan bien entre sí. Si el modelo de los padres de comunicación es poco saludable y no saben resolver los problemas acertadamente, lo más probable es que la forma en que tus hijos se comuniquen y que resuelvan los problemas con otros sea poco adecuada también a medida que van creciendo y se conviertan en adultos.
La relación padres e hijos puede romperse
Si no hay problemas graves, los niños se sienten más saludables y seguros y se permite desarrollar una relación positiva con ambos padres, independientemente de qué siente un progenitor por el otro. Pero si el niño escucha constantemente cosas malas acerca de uno de los padres, el peligro es que la relación entre los padres e hijos se debiliten.